«La fidelidad, en el sentido en el que tomo la palabra, impone rechazar las dos tentaciones del nihilismo y de la sofística. Si no hubiera verdad, no habría conocimientos, ni progreso en los conocimientos. Si no hubiera valores, o no valieran nada, no habría ni derechos del hombre ni progreso social y político. Todo combate sería vano. Toda paz también. A esta doble tentación de nuestra época, es urgente, especialmente para los ateos, oponer una doble defensa: la del racionalismo (contra la sofística), la del humanismo (contra el nihilismo). Estas dos defensas, juntas, constituyen lo que se llama, después del siglo XVIII, las Luces. No es verdad que nada sea verdad. Que algún conocimiento no sea la verdad (absoluta, eterna, infinita), es bien claro. Pero es un conocimiento por la parte de verdad (siempre relativa, aproximada, histórica) que comporta, o por la parte de error que refuta. Es por lo que progresa. (…) No es verdad que todo esté permitido, o más bien depende de cada uno de nosotros que ello no sea así. ¡Fidelidad a la humanidad, y al deber de humanidad! (…) El primer deber, el principio de todos los demás, es vivir y actuar humanamente. La religión no basta, ni dispensa. El ateísmo, tampoco»
André COMTE-SPONVILLE, L’esprit de l’athéisme, p. 60-62.
Ateo hablando del relativismo (un verdadero ateo quiero decir)
