Tomar al Islam por la retaguardia y reconquistar Jerusalén



Según cuenta un cronista, visitando la Corte española instalada en Jaén, hubo un episodio que cambiaría su vida: vio dos religiosos franciscanos del Santo Sepulcro que venían enviados por el Sultán de Egipto trayendo la amenaza de que si no se suspendía la campaña militar en Andalucía de los Reyes Católicos los musulmanes tomarían represalias contra los cristianos de Palestina. Luego de escuchar el fatídico mensaje: «… es a partir de este momento cuando comenzó a tomar cuerpo en su mente soñadora el magno proyecto de la reconquista de Jerusalén con el rescate de su Santa Casa, es decir, el sepulcro del Redentor; proyecto que no solo no abandonará más adelante, sino que llegará a constituir para él una auténtica obsesión durante el resto de sus días».

La indignación, por tanto, de verse presionados por los musulmanes, fue lo que lo llevó a pensar en esta gran empresa y no necesariamente «la fiebre del oro» que luego tendrán especialmente nuestros hermanos mayores del norte. Sin embargo, hay quienes dicen que esta «idea fija» del marino genovés fue anterior, asegurando que ya la habría incubado en Génova, donde de continuo se hablaba del tema. Algunos dicen que Colón ya la habría entrevisto en la isla de Quío, donde todavía se esperaba que una novena cruzada devolviese Constantinopla a la Cristiandad madurándola luego en Portugal. Es que el espíritu de las cruzadas estaba vivo en Colón;, no lo olvidemos eran los decenios inmediatamente siguientes a la caída de Constantinopla (…). No significaba solamente la aspiración de reconquistar los Lugares Santos, sino mucho más: era reunir lo que había sido dividido, reconstruir la unidad del mundo, que fue una bajo el águila de Roma y una había quedado por la Cristiandad. Incluso el mismo Papa había alentado a reconquistar los lugares santos. Hasta la mismísima reina Isabel fue seducida por este plan que no parecía tan descabellado.Se acababa de terminar con la dominación musulmana de Granada al expulsar a los enemigos seculares de la Península; se trataba de unificar el imperio cristiano y toda empresa que fuese en su favor no sería descartada, como señala el historiador inglés J Elliott: «Por encima de todo por lo menos en lo que hacía referencia a Isabel- el proyecto podía resultar de crucial importancia en la cruzada contra el Islam. Si el viaje tenía éxito pondría a España en contacto con los países de Oriente, cuya ayuda era necesaria en la lucha contra el Turco. Podía también, con un poco de suerte, hacer volver a Colón por la ruta de Jerusalén y abrir así un camino para atacar al Imperio Otomano
por la retaguardia. Isabel se sentía naturalmente atraída también por la posibilidad de poner los cimientos de una gran misión cristiana en Oriente»

Resumiendo: la guerra de Reconquista contra los moros proporcionaba la causa material y el ambiente necesario; el Papado le daba la causa formal al consagrar dichas empresas como verdaderas Cruzadas; la causa final era la recuperación del Santo Sepulcro, centro espiritual de la Cristiandad y las causas eficientes fueron Colón y los Reyes Católicos

FELIPE FERNÁNDEZ-ARMESTO, Colón, Barcelona, Ed. Crítica 1992, 42-69

PAOLO TAVIANI, Cristóbal Colón, génesis del gran descubrimiento, Novara, Instituto Geográfico de Agostini, 1982-Roma, 1983

JUAN MANZANO Y MANZANO, Cristóbal Colón. Siete años decisivos de su vida 1485-1492, Cultura Hispánica, Madrid 1964,198-199

J. H. ELLIOTT, La España Imperial 1469-1716, Vicens-Vives, Barcelona 1969, 58.60

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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