Sacerdocio

El sacerdocio atraviesa una época de tinieblas. Heridos por la revelación de tantos escándalos, desconcertados por los incesantes cuestionamientos de su celibato consagrado, son muchos los sacerdotes tentados por la idea de renunciar, de abandonarlo todo.

Cristo nos pregunta: <También vosotros queréis marcharos?, (Jn 6, 67). Unidos a Pedro y a su sucesor, queremos responderle: <Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros hemos creido y conocido que tú eres el Santo de Dios> (Jn 6, 68-69). Sí, Señor, Tú eres el Santo de Dios. Tú eres el Consagrado de Dios. Lo has ofrecido y lo has entregado todo. Tu <sís al Padre es incondicional. No hay nada en ti que se resista a El, no hay nada en ti que se le escape. Nosotros, los sacerdotes, queremos seguirte hasta ese <sí> perfecto. Queremos decir contigo: esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros, esta es mi sangre que será derramada por vosotros y por muchos. Enséñanos a orar y a repetir constantemente contigo: <En tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23, 46). Tú eres nuestro único bien, nuestra única heredad

Desde lo más hondo de nuestros corazones (Mundo y Cristianismo) Sarah, Cardenal Robert

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

Deja un comentario