Perseverante:
Con constancia, sin desfallecer, asiduamente. Como el amigo inoportuno (Lc 11,5-13) que invita a una oración insistente: “Llamad y se os abrirá”. Al que ora así, el Padre del cielo “le dará todo lo que necesite”, y sobre todo el Espíritu Santo que contiene todos los dones; y la viuda inoportuna (Lc 18,1-8) que está centrada en una de las cualidades de la oración: es necesario orar siempre, sin cansarse, con la paciencia de la fe.
