Evangelio según san Mateo, 5: 1- 3 Y viendo Jesús a las turbas subió a un monte, y después de haberse sentado, se llegaron sus discípulos. Y abriendo su boca, los enseñaba, diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos». (vv. 1- 3)
Por ello dice claramente: «Bienaventurados los pobres de espíritu» para manifestar así que son mendigos los que siempre escuchan a Dios. En el texto griego dice: Bienaventurados los mendigos y los pobres. Hay muchos que son humildes por naturaleza, no por la fe, porque no imploran la ayuda de Dios. Pero sólo son verdaderamente humildes los que lo son según la fe
Pseudo- Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 9
