Cuando el 2 de junio de 2018 falleció el renombrado etnólogo austriaco Irenäus Eibl- Eibesfeldt, se esperaron en vano los homenajes estatales. Mientras que el 5 de mayo de 2018 se celebraba el 200º aniversario de Karl Marx, la prensa dominante se contentaba con unos pocos y escuetos artículos sobre Eibl- Eibesfeldt.
El periódico Süddeutsche Zeitung, por ejemplo, ocultó su obituario del 4 de junio en una estrecha columna de la página 14, con el titular: «Von Erdkröten und Menschen» (» De sapos y personas»). El noticiero de mayor audiencia en Alemania, el Tagesschau, dedicó solo 24 segundos al fallecimiento de este talentoso científico.
La razón obvia: los resultados de las investigaciones de Eibl- Eibesfeldt no coinciden en absoluto con la transformación ideológica moderna del hombre en un ser de masas globalizado, sin ego, identidad e intereses, sin género y sin fronteras, sin padres y sin educación, sin arte y sin cultura.
A diferencia de Marx, la etología humana fundada por Eibl- Eibesfeldt nos mostró cómo somos, y no cómo deberíamos ser. Por ello, Eibl- Eibesfeldt estuvo constantemente en guerra con los neosocialistas radicales y se convirtió en un marginado de la corriente principal
Por lo tanto, si las consecuencias de mencionar las realidades biológicas hoy en día en Europa son más o menos las mismas que en la República Democrática Alemana, se podría concluir que el socialismo nunca se derrumbó, sino que solo cambió de «género»
Las raíces ocultas de la agenda de género: El plan maestro para una sociedad asexuada. Alejandro Kaiser
