En otra parte, prueba Santo Tomás que Cristo es Cabeza de la Iglesia por razón de su dignidad, de su gobierno y de su causalidad. Y la razón formal de ser nuestra Cabeza es la plenitud de su gracia habitual, connotando la gracia de unión. De manera que, según Santo Tomás, es esencialmente la misma la gracia personal por la cual el alma de Cristo es santificada y aquella por la cual justifica a los otros en cuanto Cabeza de la Iglesia; no hay entre ellas más que una diferencia de razón.
De veritate q.29 a.4.
*Lo dice expresamente Santo Tomás: «Et ideo eadem est secundum essentiam gratia personal ¡s qua anima Christi est iustificata et gratia eius secundum quam est caput Eccíesjae justifican;; alios: differt tamen secundum rationcm» (111,8,5).
