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En la televisión todo se en marca como entretenimiento, y es muy diffcil escapar a esta lógica. Incluso para la política resulta casi imposible. Por ello, se demandan programas políticos, spero divertidos». Con risas se incrustadas, con bromas: gritos y posturas de previamente fondo, con ensayadas. sonidos Los famosos siempre están invitados a dar sus «opiniones», como si tuviesen algún valor real.
La indignación política que podría brotar de la winformación recibida es convertida en distracción. Estar políticamente informados no se distingue sustancialmente de estar informado sobre los últimos sucesos del espectáculo y sus chismes. Ello es así en la medida en que esa información», en la casi totalidad de las veces, no produce ninguna acción o reacción real. No sirve a ninguna movilización, sino al entretenimiento.
Es información que simplemente se consume como diversión enmascarada por un compromiso incapaz de levantarse del sillón
