Evangelio según san Mateo, 8: 1-4 y habiendo bajado del monte, le siguieron muchas turbas; y he aquí que, viniendo un leproso, le adoraba, diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme». Y extendiendo la mano le tocó, diciendo: «Quiero, sé limpio», y al punto su lepra fue limpiada. Y Jesús le dijo: «Mira, que no se lo digas a nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote y ofrece la ofrenda que mandó Moisés en testimonio a ellos».
(vv. 1-4)
Y ofrecía al Médico espiritual una merced espiritual. Porque así como se satisface a los médicos de la tierra con dinero, a éste con oraciones. Ninguna otra cosa más digna podemos
ofrecer a Dios que una oración bien hecha. En cuanto a lo que dice: «Si quieres», no duda que la voluntad de Dios está inclinada a todo lo bueno, sino que, como no a todos conviene la perfección corporal, ignoraba si a él le convendría aquella curación. Dice, pues: «Si quieres», como si dijese: «Creo que quieres todo lo que es bueno, pero ignoro si es bueno para mí lo que pido»
Pseudo- Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 21
