Todo lo demás que el hombre haga, por bueno y noble que sea, debe estar subordinado a esta “búsqueda de la santidad”, a este “conocer, amar y servir a Dios”, a este “cumplimiento de su Voluntad”. El hombre no vive para ser ingeniero, ni doctor, ni padre o madre de familia, ni abogado, ni casado, ni soltero, ni presbítero… el hombre vive para ser santo y todo lo demás es un medio para llegar a esta santidad. Pero la realización plena del hombre se dará cuando contemple a Dios cara a cara… ese es el fin al que fue llamado.
