En Nuestros días, todos los que favorecen la peor parte parecen conspirar a una y pelear con la mayor vehemencia, siéndoles guía y auxilio la sociedad que llaman de los Masones, extensamente dilatada y firmemente constituida. Sin disimular ya sus intentos, muy audazmente se animan contra la majestad de Dios, maquinan abiertamente y en público la ruina de la santa Iglesia, y esto con el propósito de despojar, si pudiesen, enteramente a los pueblos cristianos de los beneficios que les granjeó Jesucristo Nuestro Salvador.
Llorando Nos estos males, somos compelidos por urgente caridad a clamar repetidamente a Dios: He aquí que tus enemigos vocearon y levantaron la cabeza los que te odian. Contra su pueblo determinaron malos consejos, y discurrieron contra tus Santos. Venid, dijeron, y hagámolos desaparecer de entre las gentes (salmo 82, 2-4)
ENCÍCLICA «HUMANUM GENUS» (20-IV-1884
ACERCA DE LA. MASONERÍA Y OTRAS SECTAS LEÓN PP. XIII
