Evangelio según san Mateo, 5: 1- 3 Y viendo Jesús a las turbas subió a un monte, y después de haberse sentado, se llegaron sus discípulos. Y abriendo su boca, los enseñaba, diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos». (vv. 1- 3)
Hablando en sentido místico, el acto de sentarse del Salvador representa su Encarnación, porque si Dios no se hubiese encarnado, el género humano no hubiese podido subir hasta El
Rábano
