¿En qué nos diferenciamos los cristianos de los que no creen?

¿En qué hace Jesús que nuestra vida sea diferente? ¿Dónde está lo sagrado, dónde los milagros en una vida sencilla aparentemente oculta y silenciosa? ¿Acaso no vivimos como todo el mundo? ¿No hacemos lo mismo que todos? ¿No amamos las mismas cosas? Ya lo decía una carta del siglo II dirigida a un tal Diogneto:Sigue leyendo «¿En qué nos diferenciamos los cristianos de los que no creen?»

Tarde te ame

¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé! (sero te amavi…). Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te andaba buscando; y deforme como era, me lanzaba sobre las bellezas de tus criaturas. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo. Me reteníanSigue leyendo «Tarde te ame»

LA ORACIÓN LLAMA, EL AYUNO INTERCEDE, LA MISERICORDIA RECIBE

Tres son, hermanos, los resortes que hacen que la fe se mantenga firme, la devoción sea constante, y la virtud permanente. Estos tres resortes son: la oración, el ayuno y la misericordia. Porque la oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe. Oración, misericordia y ayuno constituyen una sola y única cosa, y se vitalizanSigue leyendo «LA ORACIÓN LLAMA, EL AYUNO INTERCEDE, LA MISERICORDIA RECIBE»