Nosotros ofrecemos a Vuestra Majestad el don de una Víctima pura, de una Víctima santa, de una Víctima sin mancha, el Pan sagrado de la vida eterna y el Cáliz de la eterna salvación. Dignaos Señor, mirarlos con rostro propicio y sereno, y aceptar bondadosamente está Hostia inmaculada, como os dignatarios aceptar los presentes de vuestro siervo el Justo Abel, y el sacrificio de nuestro patriarca Abraham, y el que os ofreció vuestro sumo sacerdote Melquisedec
Explicación de la Santa Misa (R Padre Martin de Cochem)
