Las múltiples angustias y miserias experimentadas por el hombre fiel al Dios de la Alianza proporcionan el tema a varios salmos: lamentos, llamadas de socorro, acciones de gracias hacen mención de la salvación religiosa y de la liberación. En este contexto, la angustia no se identifica pura y simplemente con una condición social de miseria o con la de quien sufre la opresión política. Contiene además la hostilidad de los enemigos, la injusticia, la muerte, la falta. Los salmos nos remiten a una experiencia religiosa esencial: sólo de Dios se espera la salvación y el remedio. Dios, y no el hombre, tiene el poder de cambiar las situaciones de angustia. Así los « pobres del Señor » viven en una dependencia total y de confianza en la providencia amorosa de Dios[6]. Y por otra parte, durante toda la travesía del desierto, el Señor no ha dejado de proveer a la liberación y la purificación espiritual de su pueblo
SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE INSTRUCCIÓN SOBRE ALGUNOS ASPECTOS DE LA «TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN»
