La mortificación debe practicarse con prudencia y discreción. Debe ser proporcionada a las fuerzas físicas y morales de cada cual, y al cumplimiento de las obligaciones de nuestro propio estado. Es importante mortificar todos los sentidos
El gusto
imponiéndose gustosamente sacrificios respecto a la comida: “si has terminado de comer y no hiciste ningún pequeño sacrificio… ¡Comiste como un pagano!”. El ayuno, ocupa el lugar privilegiado en cuanto a la mortificación del gusto
