La religación de lo social a partir de la ilusión de un pueblo uniforme y compacto gobernándose a sí mismo no es otra cosa que el efecto de la superioridad política de una parte de la población que logra hacerse del lugar del pueblo y volverse, por tanto, totalidad teatralizada (hegemonía, en otras palabras). «¿Qué es el Tercer Estado?», se preguntaba el abate Siéyes en las vísperas de la Revolución Francesa: «Todo», se respondía a sí mismo. Al separar las cabezas de los cuerpos mediante la guillotina, lo que realmente hacía Robespierre era separar al pueblo de aquellos componentes que impedían su legítima consolidación como tal. ¿No es la guerra civil la forma más extrema en que esta disputa por el contenido del pueblo procura definirse?
AGUSTIN LAJE, LA BATALLA CULTURAL REFLEXIONES CRÍTICAS PARA UNA NUEVA DERECHA
Muerte de Robespierre
