El alma es inmortal, es decir, que la naturaleza del alma pide una existencia que no tenga fin: debe sobrevivir al cuerpo y no dejar nunca de vivir.
El alma es creada a imagen de Dios, porque es capaz, como Él, de conocer, de amar y de obrar libremente. Dios es un espíritu, nuestra alma es un espíritu; Dios es inteligente, nuestra alma es inteligente; Dios es eterno, nuestra alma es inmortal; Dios es inmenso, está presente en todas partes y todo entero en todos los sitios del mundo; nuestra alma está presente en todo nuestro cuerpo y toda entera en todas y cada una de las partes del cuerpo que ella anima. El alma es imagen de Dios.
El alma está destinada a unirse al cuerpo para formar con él una sola naturaleza humana, una sola persona con un yo único. El alma comunica al cuerpo el ser, el movimiento, la vida; y el cuerpo animado por el alma, completa la naturaleza humana de tal suerte que el hombre resulta de la unión de estas dos substancias.
R. P. Hillaire, la religión demostrada LOS FUNDAMENTOS DE LA FE CATÓLICA ANTE LA RAZÓN Y LA CIENCIA
