¡Oh, Nombre de Jesús, Nombre glorioso,
que imperas sobre todo lo creado,
sello y blasón radiante y adorado,
por ser de Dios el Nombre poderoso!
Dóblense las rodillas en el cielo,
dóblense humildemente acá en la tierra
y en el abismo sobre toda guerra,
¡pues Jesús es la paz, es el consuelo!
¡Jesús! Nombre amoroso y admirable,
cuya memoria llena de dulzura:
eres el manantial de la ternura,
del amor más sublime e inefable.
¡Oh, Nombre de Jesús, Nombre divino!,
eres para el oído melodía,
y para el que te busca, cercanía,
estrella refulgente en el camino.
¡Oh, Salvador!, libera al caminante
del yugo tenebroso del pecado,
y de todo peligro y atentado
en virtud de tu Nombre fascinante.
Los ángeles te den toda alabanza,
Jesús, Bondad eterna, por tu Nombre;
y al Dios-Amor alabe todo hombre
en un eterno canto de esperanza. Amén.
