La iglesia proclama
Que no puede ser manchado por ninguna indignidad ni por ninguna malicia de parte de aquéllos que le ofrecen*
Ciertamente, si los sacerdotes fuesen los verdaderos sacrificadores, la Misa sería acaso profanada con frecuencia; a lo menos, podrían concebirse dudas sobre la manera con que Dios la acogiese; pero según las palabras del Salmista: Tu eres Sacerdote eterno, según el orden de Melquisedec. Dios ha querido que su Hijo tomase, Él mismo, el nombre y el oficio de sacerdote.
*Concilio de Trento
