:
de los pecados hay que pedir perdón a Dios y olvidarlos. Cuando el Señor perdona, los borra, los quita, los elimina, ya no existen más que en el recuerdo de quien quiere seguirlos recordando. La contrición de corazón no tiene como intención llenarnos de rabia contra nosotros, sino de amor hacia Dios que nos sigue perdonando, aunque seamos débiles. Del pasado oscuro hay que aprender para no repetirlo, para ser más humildes, para confiar más en la misericordia de Dios y para ser misericordiosos… pero nunca para odiarnos por eso
