No hay rey que mande en todo el mundo. Cualquiera que este sea, tendrá en los otros reyes iguales a él. Pero Dios Padre dijo a Jesucristo: «Te daré en herencia todas las naciones». Y Jesús, al enviar por el mundo a sus lugartenientes, les dijo: «Todo poder me ha sido dado en el cielo y en la tierra: id y enseñad a todas las naciones enseñándoles a conservar todo cuanto os he mandado». Del Cenáculo salieron sus órdenes, y el tabernáculo eucarístico, que es una prolongación y una multiplicación del Cenáculo, es el cuartel general del Rey de los reyes. Aquí reciben sus órdenes todos los que defienden la buena causa. Ante Jesús Eucaristía todos son súbditos, todos obedecen; desde el papa, vicario de Jesucristo, hasta el último fiel
Athanasius Schneider. Christus vincit!
