San Pablo no hallaba en el lenguaje humano palabras justas para expresar esta realidad inefable de la incorporación del cristiano a su divina Vid.
La vida, la muerte, la resurrección del cristiano: todo ha de estar unido íntimamente a Cristo. Y, ante la imposibilidad de expresar estas realidades con las palabras humanas en uso, creó esas expresiones enteramente nuevas, desconocidas hasta él, que no debían tampoco acabarle de llenar:
«hemos muerto juntamente con Cristo»: commortui (2 Tim. 2,11), y con El hemos sido sepultados: consepulti (Rom. 6,4), y con El hemos resucitado: cortresuscitati (Eph. 2,6), y hemos sido vivificados y plantados en El: convivificavit nos in Christo (Eph. 2,5), et complantati (Rom. 6,5), para que vivamos con El: et convivemus (2 Tim. 2,11), a fin de reinar juntamente con El eternanamente: et consedere fecit in caelestibus in Christo hsu (Eph. 2,6)
TEOLOGÍA DE LA PERFECCIÓN CRISTIANA POR EL RVDO. P. FR. ANTONIO ROYO MARÍN, O. P
