Gracias a las teorías que han separado al Estado de la Iglesia, Dios ha sido arrojado del pensamiento por la duda sistemática; del arte por la degradante influencia del realismo; de las leyes por una moralidad cuya sola norma son los sentidos; de la escuela por la abolición de la enseñanza religiosa; del matrimonio cristiano, que quieren que quede privado de la gracia sacramental; de la pobre cabaña del labriego que, mientras gime bajo el peso de su pobreza, desprecia la ayuda de Aquel que es el único que puede hacer llevadera una vida tan dura; de los palacios de los ricos, que ya no temen al Juez eterno que algún día les pedirá cuentas del empleo de sus tesoros. […] Debemos luchar contra este gran error moderno: la entronización del hombre en el lugar de Dios. La solución de éste, como de todos los demás problemas se encuentra sólo en la Iglesia y su enseñanza…
San Pío X: El Papa Sarto, un papa santo. F.A. Forbes
