Dios ha creado al mundo para su propia gloria, único fin verdaderamente digno de sus actos: Y también para satisfacer su bondad comunicando a los seres creados la vida y la felicidad de que Él es principio. Dios no podía crear sino para su gloria: Él debe ser el único fin de todas las cosas, por la razón de ser su único principio. Dios no podía trabajar para otro, porque Él existía solo desde toda la eternidad. Aparte de esto, ningún obrero trabaja sino para su propia utilidad. Si trabaja para otro, es porque espera ser remunerado. Dios, comunicando el ser, cuya fuente y plenitud posee, no podía proponerse otra cosa que grabar en sus criaturas la imagen de sus perfecciones, manifestarse a ellas, ser reconocido, adorado, glorificado por ellas como un padre es bendecido, amado, alabado por sus hijos
R. P. Hillaire, la religión demostrada LOS FUNDAMENTOS DE LA FE CATÓLICA ANTE LA RAZÓN Y LA CIENCIA
