Evangelio

Más ateo que científico

¿Dios existe?

5 vias Santo Tomás de Aquino
4 vía, consideración

De acuerdo con esta vía, dado que existen diversos grados de bondad, verdad y belleza en los seres, debe haber un ser Óptimo, Verdaderísimo y Bellísimo que sea el fundamento de estas cualidades y que es Dios. Sin embargo, si seguimos esa línea de razonamiento también podríamos decir que, dado que observamos diversos grados de maldad, falsedad y fealdad en los seres, debe haber un ser Malísimo, Falsísimo y Feísimo que sea el fundamento de todas estas características. Y lo mismo puede decirse respecto de la hediondez o alguna otra propiedad extraña o indeseable. Luego, no se prueba la conclusión de la cuarta vía.

Esta objeción ha sido varias veces propuesta por muchos ateos para burlarse de la cuarta vía tomista. Ahí tenemos por el ejemplo al científico ateo, Richard Dawkins quien en su libro El Espejismo de Dios, refiriéndose a esta vía, escribe: “¿ Es eso un argumento? Usted podría decir también que la gente varía en hediondez pero que nosotros podemos hacer la comparación solo en referencia a un máximo perfecto de hediondez concebible. En consecuencia obligatoriamente debe existir un ser prominentemente hediondo sin par, y nosotros lo llamamos Dios. O sustituir cualquier otra dimensión de comparación que a usted le guste, y derivar una equivalentemente conclusión fatua”.

Sin embargo, dicha objeción no tiene ni pies ni cabeza, de modo que cuando Dawkins dice -refiriéndose a la presente vía- “¿ Es esto un argumento?” podemos responderle diciendo: “¿ Es esto una objeción?”. Y es que incluso si le aplicamos a Dawkins el principio de caridad y asumimos que no tiene mala intención lo mejor que podemos decir de él es que tiene una grandísima ignorancia acerca de la naturaleza metafísica del punto de partida de la presente vía tomista. En efecto, aquí el aquinate no está tomando cualquier cualidad sino solo aquellas que se constituyen como perfecciones puras. ¿Cumplen estas características la maldad, falsedad y fealdad de la objeción o la “fatua hediondez” de Dawkins (de su argumento, claro está)?

No, porque ¡no son perfecciones! En efecto, como bien dice Aristóteles -que es a quien sigue Santo Tomás de Aquino en este punto- una perfección se constituye como la plena adecuación de un ser a una determinada forma (metafísicamente entendida). Pues, bien, dada esta definición, es evidente que la maldad, la falsedad y la fealdad no se constituyen de ningún modo como perfecciones sino como imperfecciones ya que en lugar de darse en los seres como una adecuación a una determinada forma se dan del modo contrario, es decir, como deformaciones (falta de forma). De esta manera, la fealdad no es una forma en sí misma sino más bien la ausencia de esta. Y lo mismo se puede decir de la falsedad: no existe por sí misma, solo como ausencia de verdad. Por tanto, en sentido estricto, únicamente las perfecciones “son”. En cambio, las imperfecciones -al constituirse como “ausencia de perfección”- consideradas por sí mismas “no- son” y, en consecuencia, no pueden de ningún modo darse en el Ser Subsistente que es Dios. Luego, Dios no puede ser malísimo ni falsísimo ni feísimo (y menos aun hediondísimo) sino solamente Óptimo, Verdaderísimo y Bellísimo. Ahora bien, un ateo con más preparación filosófica que Dawkins (cosa que no es nada difícil) pero que quiera defender sus “argumentos” (cosa que, lamentablemente, se da en algunos casos) podría “buscarle tres pies al gato” y decir que si bien la hediondez puede representar imperfección en algunos seres cuando se da por causa de, digamos, la putrefacción, puede también constituirse como “perfección ontológica” en aquellos otros que tienen de forma natural la hediondez como mecanismo de defensa o algo por el estilo. Pero esa objeción no es procedente ya que versa sobre una “perfección mixta” (o de la “mole corpórea”) y, en cambio, como ya hemos aclarado, la vía versa sobre las “perfecciones puras”.

No obstante, se podría replicar que es el mismo aquinate quien introduce “perfecciones mixtas” en el argumento por cuanto, citando a Aristóteles, menciona allí que “el fuego, que es el máximo calor, es causa de todos los calores” (19). Pero ello solo se trata de una analogía respecto de los trascendentales y nada más que eso. Alguien podría criticar lo anterior diciendo que simplemente estamos recurriendo a un “jugada” arbitraria para “salvarle el cuello” a Santo Tomás de Aquino. Pero tal crítica no procede. Santo Tomás cita el ejemplo entre paréntesis y en ninguna parte concluye que “aquella cosa más caliente es a la que todos llamamos Dios” sino que solo se refiere de modo específico a la bondad, la verdad y la belleza. Así que queda patente que lo del fuego es solo una analogía. Por tanto, como ha señalado el gran tomista Etienne Gilson, a pesar de que “su significado ha sido oscurecido por la infortunada elección de ejemplos tomados de la doctrina aristotélica de los elementos físicos (…) en cierto sentido, esta cuarta vía puede considerarse como la más profunda desde el punto de vista del conocimiento metafísico”. Ya que otros no quieran abrirse a conocer es su problema… Queda, pues, en pie la cuarta vía.


¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer. Dante A. Urbina

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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