El amor de Alá, lejos de ser absoluto, es parcial y condicional. Alá solo ama a los que lo
aman y da su favor a quienes se lo han ganado previamente. Los impios que no aman a Alá simplemente no son amados por él.
Hay varios pasajes del Corán que confirman este juicio. Citemos solo algunos: «A quienes creen y hacen los que es correcto, Dios les dará amor» (Sura 19: 96), «Dios abogará a favor de los que han creído. Dios no ama a nadie que sea traidor contumaz, desagradecido» (Sura 22: 38), Retribuirá con su gracia a los que hayan creído y obrado bien, Él no ama a los infieles» (Sura 30: 45).
El Cristianismo, en cambio, nos.revela a un Dios cuyo amor es universal e incondicional. Él ama incluso a los que no lo aman y da su gracia incluso a aquellos que no la merecen. Citemos algunos pasajes que confirman este juicio: «Él hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos» (Mateo 5: 45), «Dios, cuando todavía éramos sus enemigos, nos puso en paz consigo mismo mediante la muerte de su Hijo» (Romanos 5: 10), «Dios es tan misericordioso y nos amó tanto que nos dio vida con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestro pecado» (Efesios 2: 4- 5).
De hecho, el «loco’ amor de Dios por los pecadores es precisamente la buena noticia» que constituye el Evangelio, como puede evidenciarse revisando parábolas tan hermosas como la del hijo pródigo (cfr. Lucas 15: 11-32) o la de la oveja perdida (cfr. Mateo 1 8: 10- 14) que resultarían inconcebibles en el Islam
