Todo parecía feliz en el imperio… aunque no faltaran problemas como reconoce el mismo Von Hagen apologista del indigenismo. En efecto, lejos de ser un paraiso terrenal el sistema rígido de gobierno y las luchas intestinas y exteriores, hacían peligrar la continuidad de dominio.
Para el año del desembarco del conquistador Hernán Cortés, el imperio parecía estar desmoronándose por su propio peso; era una época «mesiánica» y «apocalíptica» para los aztecas, según afirma el historiador George C. Vaillants ya que los nativos aguardaban el retorno de una figura legendaria, Quetzalcoatl.
Su regreso del más allá hacía temblar no solo a los aborigenes, sino también al mismo emperador azteca Moctezuma quien, habiendo recibido una enorme cantidad de vaticinios funestos, no sabía si huir o esconderse en una cueva
La expectativa ante sucesos extraordinarios era fermento de masa nueva y terminó de confirmarse, como afirman los cronistas, cuando los indios vieron bajar por vez primera de sus carabelas a los Conquistadores: las «ciudades flotantes», los caballos y sus armas deslumbrarían por completo a los indígenas dejándolos atónitos.
Se narra que, al desembarcar en el puerto de Veracruz, los soldados de Cortés tuvieron por locura lanzarse a la conquista de aquel Imperio poderoso, y el Capitán extremeño, gran conocedor del arte de la persuasión, desmanteló nueve de sus diez buques dejando solo un barco para los pusilánimes a quienes despectivamente ofreció el regreso a la isla de Cuba.
De este modo, logró que sus cuatrocientos hombres, auxiliados por mil indios, con solo doce caballos y siete cañones, se internasen en el territorio mexicano. Por su parte, los aztecas recibieron un efecto paralizante, pues además del poderío de estos cuatrocientos hombres las tribus vecinas comenzaron a apoyar sin cesar a las fuerzas españolas, llegando a casi mil los aliados» pero.. ayudados por tribus vecinas»? ;Por qué?
He aqui un punto importante que no se narra en la historia «oficial» y es que «muchos de los pueblos sometidos recibieron a los españoles como a sus libertadores» a raíz de que el gobierno central los trataba cada vez más despóticamente a las naciones vasallas «Los aztecas eran un imperio» -se nos dirá- por lo tanto «era justo que cobrase un impuesto a las tribus vecinas», de hecho, Roma, Grecia y hasta Estados Unidos lo han hecho..
V. VON HAGEN, op. cit., 96.
G. VAILLANT, The Aztecs of Mexico, Penguin Books, 1961, 257.
