hoy confiesas tus pecados y ya mañana vuelves a cometer lo mismo que confesaste. «el perro vuelve a su vómito» y «la puerca lavada, a revolcarse en el cieno» (2 Pedro 2, 22) En este momento te propones cuidarte. Y una hora después ya te portas como si nada te hubieras propuesto. Por eso justamente debemos humillarnos, y nunca tenernos en mucho, ya que somos tan frágiles y mudables
Imitación de Cristo (Tomás de Kempis)
