Piensa continuamente en el Altísimo y eleva tu corazón a Cristo sin cesar. Si no sabes meditar en temas celestiales y sublimes, descansa tu corazón meditando en la Pasión de Cristo, deleitándote en pensar con cariño en sus preciosas llagas y en sus sufrimientos.
Si con el pensamiento te refugias piadosamente en las heridas y estigmas de Cristo, sentirás paz y consuelo en tus sufrimientos, no le darás mucha importancia a lo que los demás murmuren contra ti, y fácilmente sufrirás con paciente que otros te critiquen.
Me Propuse no saber otra ciencia sino a Cristo, y a éste crucificado (1 Corintios 2,2)
Altar mayor Valle de los Caídos
