Yo no puedo aguantar tales cosas de esa persona, no tengo por qué sufrirlas. Me causa graves daños y me inventa cosas que nunca me ocurrieron. Si fuera otra persona le aguantaría, pero a ésta no….
Este modo de pensar es indebido porque le da más importancia a las ofensas que se reciben y al ofensor que las hace, que a la excelencia de la virtud de la paciencia, olvidarlo es gran premio que Dios tiene preparado para los que sufren con resignación y alegría.
Dichosos los que sufren con paciencia, porque ellos poseerán la tierra prometida (Mateo 5)
Imitación de Cristo (Tomás de Kempis) 1418
