Hay un fenómeno psicológico, propio de la psicología cognitiva, que bien puede tomarse en consideración a la hora de pensar el poder de los medios de comunicación y el uso de las palabras. Se ha dado en llamar priming («primado»), y se presenta como un efecto inconsciente en la respuesta a un estímulo que se halla condicionado por la exposición del sujeto a determinados estímulos previos.
Hay un ejemplo básico pero típico para explicar esto: si el sujeto observa el color o la palabra «rojo», y seguidamente se le pide que diga el nombre de una fruta, existen altas probabilidades de que la respuesta sea «manzana», «fresa», o alguna otra fruta de ese color. De la misma forma, si se le habla del hogar o se le muestran imágenes de casas, y posteriormente se le pide que complete la palabra C_ _A, es muy probable que se diga «CASA», y no por ejemplo «CARA», «COMA» o «CAMA».
Así, este proceso se desencadena en la memoria implícita del sujeto, recuperando una experiencia previa sin experimentar el recuerdo de manera consciente, pero afectando, de todas maneras, las percepciones y comportamientos posteriores. Las neurociencias explican, en sencillo, que las neuronas activadas por el primer estímulo expanden su influencia hacia el segundo. Esto se puede utilizar para evocar inconscientemente significaciones y sensaciones particulares asociadas a diversos estímulos posteriores. Es habitual que los medios masivos realicen eso inadvertidamente.
Manuel Castells, Comunicación y poder (México: Siglo XXI, 2012), p. 217.
