Monte Sión


No debe de sorprendernos saber que cuando acudimos a Misa, vamos a la morada del Rey David: «Os habéis acercado al Monte Sión, a la ciudad del Dios Vivo». La Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles en asamblea gozosa, y a la iglesia (ekklesia) de los primogénitos (Hb, 12, 22). Aunque la Jerusalén terrenal y su Templo fueron destruidos justo una generación después de que Jesús ascendiera a los cielos, Cristo mismo concedió a su pueblo algo más que un consuelo. Nos reveló la Jerusalén celestial: «Me llevó en espíritu a un monte de gran altura y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de parte de Dios, reflejando la gloria de Dios (Ap 21, 10-11), «la nueva Jerusalén que desciende del cielo desde mi Dios» Ap, 3, 12)
La fe es razonable (Scott Hahn)

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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