No olvides que el enemigo del alma pone todo su esfuerzo en impedirte realizar tus buenos deseos y propósitos y en hacerte abandonar los ejercicios de piedad, por ej.: La oración y veneración a los santos, la meditación en la pasión y Muerte de tu Señor, el recuerdo y arrepentimiento de tus pecados, la mortificación del corazón para que no siga tras de afectos desordenados, y el propósito firme de adelantar en la virtud y progresar en la santidad.
Tu enemigo espiritual te sugiere muchos malos pensamientos para desanimarte y acobardarte, para hacerte abandonar la oración y las lecturas buenas. No le creas ni le hagas caso aunque siga con más frecuencia atacandote en todo esto.
Cuando te venga con malos pensamientos dile así:
Vete, aléjate, espíritu inmundo! Vergüenza debiera darte, desdichado. Muy inmundo eres cuando tan malos pensamientos traes a mi cabeza. Retírate de mí, seductor malvado, no podrás nada contra mí porque Jesucristo está conmigo y Él te dominará. Antes morir o sufrir cualquier tormento que aceptar tus malos pensamientos. Calla, enmudece y aléjate de mí
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida ¿Quién me hará temblar? Aunque un ejercito acampe contra mí, mi corazón no tiembla, me siento tranquilo porque el Señor me protegerá en el momento del peligro; me esconderá en su morada, y me alzará sobre la roca para defenderme (Salmo 26)
Imitación de Cristo (Tomás de Kempis) 1418
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Abba Patter 