Evangelio según san Mateo, 5: 27- 28 «Oísteis que se dijo a los antiguos: No adulterarás. Y yo os digo que todo aquel que pusiese los ojos en una mujer para codiciarla, ya cometió adulterio en su corazón con ella». (vv. 27- 28)
Pero como los fariseos creían que el sólo trato corporal e ilícito con una mujer se llamaba adulterio, el Señor les manifestó que tal concupiscencia no era otra cosa, diciéndoles: «Pues yo os digo que todo aquél que pusiese los ojos en una mujer para codiciarla, ya cometió adulterio con ella». Lo que la ley manda es: «No desearás la mujer de tu prójimo» ( Ex 20,17 ), esto les parecía a los judíos que debía entenderse sólo de la acción de quitar la mujer a otro y no del trato carnal
San Agustín, contra Faustum, 19, 23
