Los imperativos estéticos barren a los imperativos morales¿Esto aún sigue siendo Cruz?



El posmodernismo, al vaciar la ética y sobrecargar la estética, coloca sus imperativos sobre todo en el diseño de uno mismo. <Autoconstruir> al yo significa, más que nada, diseñar su imagen.

Los imperativos estéticos barren a los imperativos morales: lo importante no es el alma, ni siquiera la personalidad, sino el diseño del cuerpo, el diseño de lo que puede ser registrado y difundido en una imagen. El yo se torna literalmente superficial; se inscribe en la superficie epidérmica. Boris Groys ha estudiado estos rasgos de la sociedad contemporánea, encontrando, de hecho, que el diseño ha reemplazado en varios sentidos incluso a la religión <En una sociedad en la que el diseño ha ocupado el lugar de la religión, el diseño de sí se vuelve un credo. Al diseñarse a sí mismo y al entorno, uno declara de alguna manera su fe en ciertos valores, actitudes, programas e ideologías>. Así pues, tras la <muerte de Dios> no
cabe diseñar el alma, de lo que se trata es del diseño del cuerpo. Las cirugías estéticas se han vuelto salvíficas en alguna medida; los tatuajes, forzados a revelar algún sentido profundo allí donde en ocasiones no hay mucho más que vacío, procuran la comunión con el <sí mismo>, y a veces incluso la consagración a algún supuesto valor o experiencia personal. La fe en el diseño de uno mismo como diseño de lo visible es la fe en la centralidad de las imágenes para la vida social. Pero como el diseño es siempre una apariencia, una contingencia, acaso un encubrimiento, la fe en la centralidad de las imágenes para la vida social devuelve una sociedad de la sospecha y la desconfianza sobre la verdad del <otro-diseñado>. Sobreviene, a la postre, una sociedad fake; las aspiraciones modernas de un <verdadero yo> aquí no tienen lugar.

*Nota una socióloga que <de forma creciente, las señales emanadas por la exterioridad del cuerpo y por su desempeño visible asumen la potencia de indicar quién se es> (Sibilia, La intimidad como espectáculo, p. 128).

Groys, Volverse público, pp. 32-33. 643. <Aunque el diseño hace que el objeto luzca mejor también genera sospechas acerca de que ese objeto sería especialmente desagradable y repelente si su superficie de diseño se retirara>, ibíd., p.41).

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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