Los santos padres aplicaban normalmente la profecía de Malaquías, recogida en el Antiguo Testamento, a la Santa Misa: «Desde donde sale el sol hasta el ocaso grande es mi Nombre entre las Naciones. En todo lugar es ofrecido incienso y una oblación pura a mi Nombre, porque mi Nombre es grande entre las naciones (Malaquías 1,11)
Ad Orientem, Francisco
