Todo marido o esposa que se haya divorciado del cónyuge con quien estaba válidamente casado y contraiga después matrimonio civil con otra persona mientras aún vive su cónyuge legítimo, conviviendo maritalmente con su pareja civil, y que opte por vivir en ese estado con pleno conocimiento de la naturaleza de este acto y pleno consentimiento de la voluntad a este acto, está en pecado mortal y no puede por tanto recibir la gracia santificante ni crecer en la caridad. Así, estos cristianos, a no ser que vivan como “hermana y hermano”, no pueden recibir la Sagrada Comunión (cf. Juan Pablo II, exhortación apostólica Familiaris Consortio, 84)
Athanasius Schneider. Christus vincit!
