Un ser Perfecto no puede crear algo imperfecto



Un ser Perfecto no puede crear algo imperfecto Argumento: Si Dios existe, entonces debe ser Perfecto y, además, el Creador del universo. Pero es evidente que el universo es imperfecto. Por tanto, no puede haber sido hecho por un ser Perfecto. Luego, Dios no existe.

Refutación: He aquí el tercer “argumento” presentado por Faure para demostrar la inexistencia de Dios. En específico, él nos dice: “Hay siempre entre la obra y el autor de ella una relación rigurosa, estrecha, matemática; así, siendo el universo una obra imperfecta tenemos que el autor de esta obra no puede ser sino imperfecto. Este silogismo conduce a poner en evidencia la imperfección del Dios de los creyentes y, por consiguiente, a negarlo”.

Sin embargo este argumento no se inicia con Faure sino que viene desde mucho antes. Así, por ejemplo, el pensador anarquista ruso Mijail Bakunin escribe a finales del siglo XIX, en su obra Dios y el Estado, que “una creación imperfecta supondría necesariamente un creador imperfecto” con lo cual “se ve de todas maneras, que la existencia de Dios es incompatible con la del mundo. Si existe el mundo, Dios no puede existir”. Para responder a este argumento lo primero que hay que comprender es que -al contrario de lo que pretende el argumento- el universo no es propiamente imperfecto sino más bien perfectible. Y es que, como bien decía Santo Tomás de Aquino, “algo es perfecto en cuanto que está en acto” y el universo ni está completamente en potencia (con lo cual sería en sí imperfecto) ni está completamente en acto (con lo cual sería plenamente perfecto), sino más bien en movimiento, es decir, en un paso continuo de la potencia al acto en cada una de sus formas y partes, siendo que la actualización de estas potencias no la tiene primariamente por sí mismo sino más bien en virtud de otro “ya que un ser en potencia no pasa a ser en acto si no es por otro ser en acto”.

Ahora bien, este ser que está en acto puro y que actualiza las potencias y perfecciones de todas las cosas del universo teniendo en sí la Perfección Suma y Completa es el que todos conocemos con el nombre de Dios. Por consiguiente, si bien es imposible pensar en la existencia de una creación intrínsecamente imperfecta salida de las manos de un creador Perfecto, no hay ningún problema con pensar en una creación dinámicamente perfectible cuyas potencias y perfecciones se van desplegando de acuerdo a lo pre- establecido por un creador Perfecto. Pero, si ese creador es Perfecto, ¿no debería necesariamente desplegar del todo las potencias y perfecciones del universo? No necesariamente. Y es que entre Dios y la creación no existe “una relación rigurosa, estrecha y matemática” como pretende Faure. La creación no se deriva necesariamente del ser de Dios como si se tratase de una emanación de su Esencia, sino que más bien es consecuencia de una decisión libre de su Voluntad y de ahí su contingencia, dado que podría haber no existido. ¿Significa esto que la Voluntad de Dios es contingente? De ningún modo. Escribe Santo Tomás de Aquino: “Como la bondad de Dios es perfecta y puede existir sin los demás seres, que ninguna perfección pueden añadirle, no es absolutamente necesario que quiera cosas distintas de Él; y sin embargo, lo es por hipótesis o suposición, pues supuesto que las quiere, no puede no quererlas, porque su voluntad no puede cambiar”. En otras palabras, Dios puede querer necesariamente que hayan cosas contingentes. Por tanto, no es propiamente la Perfección de Dios la que depende del grado de perfección de las cosas- sino más bien es el grado de perfección de las cosas el que depende de la Perfección de Dios puesto que en el orden de la perfección, si bien puede decirse de algún modo que la criatura es semejante a Dios, no puede decirse, sin embargo, que Dios sea semejante a la criatura.
Así pues, resumiendo, podríamos decir que la falta de perfección de las cosas demuestra que ellas no son Dios y su perfectibilidad demuestra que proceden de Dios, de manera que la existencia de Dios se hace compatible con la del mundo.

En consecuencia, invirtiendo lo dicho por Bakunin, considerada su perfectibilidad, si existe el mundo, Dios tiene que existir. Queda, pues, refutado el “argumento”.

Sebastián Faure, Doce Pruebas de la Inexistencia de Dios, París, 1926, 3er argumento.

Mijail Bakunin, Dios y el Estado, Proyecto Espartaco 2000-2001, pp. 85-86.

Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica,Ia, artrpta

Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, Ia, q. 4, art. 1, sol. 2

Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, Ia, q. 19, art. 3, rpta

¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer. Dante A. Urbina

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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