La vida sexûâl y el comûnïsmo



Toda la vida sēxûąl estaba reducida a los dictados del materialismo dialéctico y, por lo tanto, completamente ideologizada. El sēxō, algo tan íntimo y personal, se colectivizaba y pasaba a depender de las lecturas clasistas que se constituyeron como una suerte de religión oficial.

Un folleto de la época editado por el Instituto Comunista Yákov Svérdlov en 1924, titulado La revolución y la juventud, basado en el trabajo teórico de los pedagogos soviéticos Macárenco y Zálkind, decía cosas como las que siguen:

“La única vida sexûâl que resulta tolerable es la que lleva la plenitud de los sentimientos colectivistas. (…) La elección sēxûąl debe responder a criterios de clase, debe ajustarse a los objetivos revolucionarios y proletarios (…). La clase tiene derecho a intervenir en la vida sexûâl de sus miembros. (…) Sentir atracción sēxûąl por un ser que pertenezca a una clase diferente, hostil y moralmente ajena, es una perversión de índole similar a la atracción sēxûąl que se puede sentir por un cocodrilo o un orangután”.

Algo similar pensaba Lenin, quien en una carta a su amiga platónica Inessa Armand declaraba: “Por lo que atañe al amor, todo el problema reside en la lógica objetiva de las relaciones de clase”

Nicolás Márquez y Agustín Laje. El Libro Negro de la Nūëva Izquīērda: Ideolœgįa de génęrº o subversión cultural

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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