50:3 Piedad de mí, oh Dios, por tu bondad, por tu inmensa ternura borra mi delito,
50:4 lávame a fondo de mi culpa, purifícame de mi pecado.
50:5 Pues yo reconozco mi delito, mi pecado está siempre ante mí;
50:6 contra ti, contra ti solo pequé, lo malo a tus ojos cometí. Por que seas justo cuando hablas e irreprochable cuando juzgas.
50:7 Mira que nací culpable, pecador me concibió mi madre.
50:8 Y tú amas la verdad en lo íntimo del ser, en mi interior me inculcas sabiduría.
50:9 Rocíame con hisopo hasta quedar limpio, lávame hasta blanquear más que la nieve.
50:10 Devuélveme el son del gozo y la alegría, se alegren los huesos que tú machacaste.
50:11 Aparta tu vista de mis yerros y borra todas mis culpas.
50:12 Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme;
50:13 no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu.
50:14 Devuélveme el gozo de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso;
50:15 enseñaré a los rebeldes tus caminos y los pecadores volverán a ti.
50:16 Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios salvador mío, y aclamará mi lengua tu justicia;
50:17 abre, Señor, mis labios, y publicará mi boca tu alabanza.
50:18 Pues no te complaces en sacrificios, si ofrezco un holocausto, no lo aceptas.
50:19 Dios quiere el sacrificio de un espíritu contrito, un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias
