La contemplación

es silencio, este “símbolo del mundo venidero” (San Isaac de Nínive, Tractatus mystici, 66) o “amor silencioso” (San Juan de la Cruz, Carta, 6). Las palabras en la oración contemplativa no son discursos sino ramillas que alimentan el fuego del amor. En este silencio, insoportable para el hombre “exterior”, el Padre nos da a conocerSigue leyendo «La contemplación»