Los falsos guías, los falsos maestros ocasionan mucho daño porque simulan pertenecer al cristianismo y hablan como si en realidad fueran cristianos. Un hereje de mente y de corazón no es cristiano aunque se halle bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, porque la herejía formal apaga la fe verdadera y separa por completo de Jesucristo. Son aventureros que explotan el apellido “cristiano”. Advertía San Juan: “muchos anticristos han aparecido” (1 Jn 2,18). Y San Pedro: “Vosotros, pues, queridos, estando ya advertidos, vivid alerta, no sea que, arrastrados por el error de esos disolutos, os veáis derribados de vuestra firme postura” (2 P 3,17). Los falsos profetas, los falsos maestros fueron en Israel una plaga, y lo son y lo han sido siempre dentro del cristianismo
El Anticristo por Luca Signorelli en la Catedral de Orvieto
