Pablo no se encontraba en la última cena, pero lo que recibió del Señor, no fué sino a traves de los apóstoles, un regalo precioso, un regalo de incanculable valor, el Santo Sacrificio de Misa
Porque yo recibí del Señor lo que también os tramití: que el Señor Jesús, la noche en que fue entragado, tomó pan, y dando gracias, lo partío y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se da por vosotros; haced esto en memoria mía”. Y de la misma manera, después de cenar, tomó el cáliz, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; cuantas veces lo bebáis, hacedlo en memoria mía” (1 Corintios 11, 23-25)

