Jesucristo, Verdad



la causalidad ejemplar de Jesucristo, que ejercita sobre nosotros de tres maneras principales: a) en su persona; b) en sus obras, y c) en su doctrina

a) En su persona.—Pie aquí cómo expresa esta idea sublime Dom Columba Marmion:

«La filiación divina de Cristo es el tipo de nuestra filiación sobrenatural; su condición, su «ser» de Hijo de Dios, es el ejemplar del estado en que la gracia santificante debe establecernos. Cristo es Hijo de Dios por naturaleza y por derecho, en virtud de la unión del Verbo eterno con la naturaleza humana. Nosotros lo somos por adopción y por gracia, pero realísimamente y con un título muy verdadero. Cristo tiene, además, la gracia santificante; la posee plenamente; a nosotros sólo fluye algo de esa plenitud con menor o mayor abundancia, pero en su substancia es la misma gracia la que llena el alma creada de Jesús y la que nos deifica a nosotros. Santo Tomás dice que nuestra filiación divina es una semejanza de la filiación eterna: quaedam similitudo filiationis aeternae es la manera primordial y sobreeminente con que Jesucristo es nuestro ejemplar; en la encarnación es constituido, por derecho, Hijo de Dios; nosotros debemos llegar a serlo por la participación de la gracia que sale de El, y que, deificando la substancia de nuestra alma, nos constituye en el estado de hijos de Dios.

Este es el rasgo primero y radical de la semejanza que debemos tener con Jesucristo, el que es la base y condición de toda nuestra actividad sobrenatural» 4. De manera que, según esto, «toda la vida cristiana, como toda la santidad, se reduce a ser por gracia lo que Jesús es por naturaleza: Hijo de Dios» 5. Esta ha de ser la preocupación fundamental del cristiano: contemplar a Jesús y asimilarse, ante todo y sobre todo, la actitud de hijo delante de su Padre celestial, que es también nuestro Padre. Nos lo ha dicho el mismo Cristo: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios» (lo. 20,17). «Estas realidades—dice todavía Dom Columba Marmion—son precisamente a ; que constituyen la esencia del cristianismo. No entenderemos nada de lo q 1.: es perfección y santidad, y ni siquiera en qué consiste el simple cristianismo, mientras no estemos convencidos de que lo fundamental de él consiste en ser «hijos de Dios» y que esa cualidad o estado nos lo presta la gracia santificante, por la cual participamos de la filiación eterna del Verbo encarnado. Todas las enseñanzas de Jesucristo y de los apóstoles están sintetizadas en esta verdad, todos los misterios de Jesús propenden a realizarla prácticamente en nuestras almas»

Sin duda ninguna, ésta es la causalidad ejemplar más importante que Cristo ejerce sobre nosotros, pero no es la única. Cristo es, además, nuestro modelo incomparable en sus obras, o sea, en sus virtudes admirables.

TEOLOGÍA DE LA PERFECCIÓN CRISTIANA POR EL RVDO. P. FR. ANTONIO ROYO MARÍN, O. P

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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