Los fatalistas, los positivistas y ciertos herejes.
Los antiguos fatalistas atribuían a una divinidad ciega, llamada hado (del latín fatum), todas las acciones del hombre. Aun hoy, los mahometanos dicen: Estaba escrito; es decir, todo lo que acontece debía necesariamente acontecer.
En nuestros días, los positivistas caen en el mismo error, al decir que nuestra voluntad se determina a la acción por la influencia irresistible de los motivos que la solicitan; y así atribuyen los actos del hombre a las influencias del medio, del clima, del carácter, del temperamento.
Ciertos herejes, como los protestantes y los jansenistas, se han atrevido sostener que, por el pecado de Adán, el hombre habría perdido la facultad de hacer el bien, y que era arrastrado por la concupiscencia. Aceptar estos errores equivale a decir que no hay ni bien ni mal, que las leyes son un contrasentido, que el hombre es una simple máquina, etc.
R. P. Hillaire, la religión demostrada LOS FUNDAMENTOS DE LA FE CATÓLICA ANTE LA RAZÓN Y LA CIENCIA
