Trinitaria

Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio.Sigue leyendo «Trinitaria»

Para comulgar dignamente (año 681)

(Sermón sobre la Santa Sínaxis) San Anastasio Sinaita Para comulgar dignamente (año 681) (Sermón sobre la Santa Sínaxis) San Anastasio Sinaita Grande es nuestra miseria, carísimos. Porque debiéramos tener el espíritu encendido, atento en la oración y en la súplica, principalmente en la celebración del misterio eucarístico, y estar llenos de temor y temblor enSigue leyendo «Para comulgar dignamente (año 681)»

Edicto de Tesalónica

Edicto de los emperadores Graciano, Valentiniano (II) y Teodosio Augusto, al pueblo de la ciudad de Constantinopla. «Queremos que todos los pueblos que son gobernados por la administración de nuestra clemencia profesen la religión que el divino apóstol Pedro dio a los romanos, que hasta hoy se ha predicado como la predicó él mismo, ySigue leyendo «Edicto de Tesalónica»

Trinidad

El origen eterno del Espíritu se revela en su misión temporal. El Espíritu Santo es enviado a los Apóstoles y a la Iglesia tanto por el Padre en nombre del Hijo, como por el Hijo en persona, una vez que vuelve junto al Padre (cf. Jn 14,26; 15,26; 16,14). El envío de la persona delSigue leyendo «Trinidad»

Santisima Trinidad

Antes de su Pascua, Jesús anuncia el envío de «otro Paráclito» (Defensor), el Espíritu Santo. Este, que actuó ya en la Creación (cf. Gn 1,2) y «por los profetas» (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS 150), estará ahora junto a los discípulos y en ellos (cf. Jn 14,17), para enseñarles (cf. Jn 14,16) y conducirlos «hasta la verdadSigue leyendo «Santisima Trinidad»