El reino especial de Dios Padre duró hasta el diluvio y terminó con un diluvio de agua. El reino de Jesucristo terminó con un diluvio de sangre. Pero tu reino, Espíritu del Padre y del Hijo, continúa actualmente, y terminará con un diluvio de fuego, de amor y de justicia
1 Jn 5,8; Manuscrito Renty 3177, escrito por María de Coutances (Biblioteca Mazarine) pág. 185; Tratado de la Verdadera Devoción, de San Luis M. de Montfort, Nº 47
