Ambos guardan la misma lógica de crear en un plano abstracto colectivos de personas en función de determinados caracteres, pretender su enfrentamiento incondicional y promover entre ellos, a la postre, un odio visceral. El citado folleto de los pedagogos soviéticos da cuenta de esto cuando sentencia que el Partido tiene “el derecho total e incondicional (…) a intervenir en la vida sexûâl de la población con objeto a mejorar la raza practicando una selección sexual artificial”. Preobrajenski, importante dirigente del Partido, espetaba algo similar cuando decía que el sēxō es un “problema social, aunque se le considere únicamente desde el mero punto de la salud física de la raza (…). [El sēxō debe estar orientado a una] mejor combinación de las cualidades físicas de las personas que están en relaciones”.[Cabe recordar que el tirano Stalin acabó prohibiendo el casamiento de los rusos con extranjeros
Stern, Mijail. Stern, August. Ob. Cit., p. 54
