Evangelio según san Mateo, 5: 9- 9 «Bienaventurados los pacíficos, porque se llamarán hijos de Dios». (v. 9)
Cuando tengas toda tu alma limpia de toda culpa, procura que no nazcan disensiones ni disputas por tu culpa. Empieza por tener paz en ti mismo y así podrás ofrecer la paz a los demás. Y de ahí prosigue: «Bienaventurados los pacíficos».
San Ambrosio, in Lucam, 5,58
